¡Buenos días equipo! ¿Cómo estáis? Ya estamos llegando al final de este primer trimestre tan atípico… Pero aquí seguimos, con la misma fuerza de siempre 💪🏼

Tal y como habéis visto en la publicación de Instagram (@little_biggenius) (si no lo has hecho ya, no sé a qué esperas) en el post de hoy hablaremos sobre la secuenciación de las actividades didácticas en tu programación

Durante mucho tiempo, mientras predominó un modelo de enseñanza-aprendizaje tradicional (basado en la memorización, la transmisión unilateral y el carácter pasivo del alumnado) el pilar fundamental de las clases fué el libro de texto. Esto nos llevaba, en gran parte, a no plantearnos la secuenciación de los aprendizajes, ya que se iba siguiendo el libro y ya está, sin más. Ahora, en cambio, gracias a los avances en los estudios sobre cómo aprendemos las personas, hemos visto que este modelo no nos sirve, que está caducado, de modo que debemos plantearnos cómo estructurar las actividades dentro de una secuencia didáctica para que generen un aprendizaje realmente significativo en nuestros chicos y chicas

No te asustes, que en realidad no es complicado. Vamos a verlo más detalladamente con la ayuda de algunos ejemplos. 

1Empezamos con una perspectiva más amplia y general. En primer lugar, debemos estructurar nuestra secuencia en tres fases: actividades iniciales, que darán el pistoletazo de salida; actividades de desarrollo, que ocuparán la mayor parte de la secuencia; y actividades finales, para terminar. Esta estructura debería repetirse en cualquier secuencia, independientemente de cuáles sean sus características. Para entenderlo mejor, vamos a ver algunas ideas clave de cada una de las fases: 

2Empezaremos con las actividades iniciales. Estas tienen como objetivo principal movilizar los conocimientos previos del alumnado (porque ya sabemos que no son tabulas rasas) y presentar el tema que vamos a trabajar. Es el momento ideal para generar expectativas y motivarlos, hacer que se “enganchen”, por ello tendremos que pensar y planificar muy bien cómo lo introducimos. Puedes, por ejemplo, leer alguna noticia o ver algún vídeo relacionado, o incluso leer tweets o ver imágenes de instagram, sobre todo en el caso de los más grandes. Una vez presentado, puedes recoger lo que saben en un documento de texto, en un mural con post-its, en una nube de palabras o incluso en una libreta individual. Lo importante es que puedan expresar lo que sí saben, aunque no sea correcto, y que se pueda recuperar al final del proyecto para hacer la comparación y valoración. 

3A continuación nos metemos de lleno en la secuencia con las actividades de desarrollo. Es en esta parte cuando los chicos y chicas reformularán sus esquemas de conocimiento, es decir, se darán cuenta de que aquello que sabían tiene relación con lo que están aprendiendo y lo incorporarán, como si tejiesen una telaraña, poco a poco en su cerebro. En esta parte es fundamental ofrecer oportunidades para que se expresen, se equivoquen, reformulen sus ideas y, sobre todo, las compartan con sus compañerxs. Recuerda que el aprendizaje es social, de manera que es fundamental e imprescindible añadir actividades y tareas en las que tengan que compartir, debatir y discutir. Aquí hay mil opciones: investigación en libros o webs, esquemas, fichas de trabajo individual, dinámicas de grupo, actividades manipulativas… Lo importante, de algún modo, es ir introduciendo de forma progresiva los contenidos, y ofrecer situaciones en los que tengan que “necesitarlos” para ponerlos en práctica. 

4Para acabar la secuencia, deberemos incluir actividades finales. Estas, básicamente, son oportunidades para que el alumnado ponga a prueba aquello que ha aprendido, para que valore todo el proceso y para que sea consciente de qué ha aprendido, de qué dificultades se ha encontrado a lo largo del proceso y de qué actuaciones puede hacer para mejorar. Por lo tanto, esta parte no será solo una evaluación individual, sinó que debe incluir oportunidades para evaluarse entre sí, por ejemplo con rúbricas o escalas de evaluación; tareas en las que exprese cómo ha ido el proceso, como por ejemplo bases de orientación o mapas conceptuales, y otros espacios (en formato ficha u oral) para definir estrategias de mejora

¡Uf! ¿Cuántas cosas, verdad? Tranquilx, estoy segura que ya incluyes muchas de estas cosas de forma habitual en tu día a día, solo que quizá no les habías dado el nombre “técnico”. En los próximos posts desglosaremos un poquito más estas ideas, y tendrás algunos tips más prácticos para comprenderlo todavía mejor. ¡No te los pierdas!

Espero que estas ideas te sean útiles tanto para tu día a día en el aula como si te estás preparando unas opos (¡ánimos!).

Nos leemos pronto 💛

Stef

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